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Foto del escritorDiana Orozco

Fluye Como el Mar: Una Lección de las Tortugas Verdes Hawaianas

¡Aloha querido buscador! 🔎

¿Cómo estas? Espero te encuentres muy bien. Yo ando muy feliz y contenta como sabes hace unos días andaba en tierras Hawaianas, muy feliz y contenta con ganas de compartir con ustedes algunas lecciones…


Durante mi estancia por Hawái, mi hermano, a quien cariñosamente llamo “el Bicho”, y yo nos aventuramos a Paradise Cove una bahía cerca del hotel en el que nos estamos quedando. Nuestra meta era clara: nadar junto a las tortugas verdes hawaianas, no se por qué pero debo confesar que estos animales me gustan mucho. Mientras estábamos en el agua, con cada brazada, sentí la emoción de un posible encuentro. Y para nuestra suerte, allí estaban, dos ejemplares magníficos que se movían con gracia en un lugar complicado, justo en unas rocas donde las olas rompían con fuerza.


Mientras las observaba, me di cuenta de algo. Las tortugas no luchaban contra las olas, no se agotaban intentando controlarlas. En cambio, fluían con el mar, dejándose llevar por su vaivén, disfrutando del momento.


Yo, en cambio, nadaba y nadaba, intentando mantenerme cerca de ellas, luchando contra la corriente. Fue entonces cuando mi hermano, con su tono práctico y directo, me dijo: “Deja que la corriente te lleve a donde quieres llegar. No vayas en contra de ella, nunca le vas a ganar al mar.”


Ese simple comentario resonó profundamente en mí. Me detuve un momento, observé a las tortugas y me di cuenta de la verdad que escondían sus movimientos: no se trataba de forzar el camino, sino de confiar en él.


¿Cuántas veces en nuestra vida actuamos como yo en ese momento, luchando contra la corriente, esforzándonos más de lo necesario, forzando las cosas para que sucedan a nuestra manera? Nos agotamos, nos frustramos, y aun así no avanzamos.


Las tortugas verdes hawaianas, con su tranquila danza en el mar, me enseñaron algo esencial: la vida fluye mejor cuando la dejamos fluir.


Cuando dejamos de perseguir con desesperación lo que queremos y, en cambio, hacemos nuestro trabajo desde la calma y la confianza, las cosas comienzan a suceder de manera natural. Al igual que el mar, la vida tiene su ritmo, su corriente. Si aprendemos a movernos con ella en lugar de resistirla, descubriremos que las oportunidades, las conexiones y los momentos llegan a nosotros con mayor facilidad.


Esto no significa quedarnos inmóviles esperando que todo caiga del cielo. Las tortugas no se quedan quietas; se mueven, nadan y ajustan sus movimientos para seguir la corriente. Nosotros también debemos hacer nuestra parte: trabajar en nuestros sueños, prepararnos, dar lo mejor de nosotros. Pero, al mismo tiempo, debemos soltar la necesidad de controlar cada detalle y confiar en que el universo, como el mar, nos llevará a donde necesitamos estar.


Lección de Paradise Cove

Ese día en Paradise Cove fue más que un encuentro con la naturaleza; Fue una enseñanza sobre cómo vivir. Decidí dejar de luchar con la corriente, no solo en el agua, sino también en mi vida.


Decidí disfrutar más el momento presente, dejar de perseguir lo que ya está destinado a llegar y confiar en que, al igual que las tortugas se acercaron a mí, las cosas buenas vendrán cuando esté alineada con el flujo de la vida.


Así que te invito a reflexionar: ¿en qué áreas de tu vida estás nadando contra la corriente? ¿Qué pasaría si, en lugar de forzar, decides fluir?


Haz tu trabajo, pon tu intención, y luego relájate y confía. La vida, como el mar, tiene su magia, y si aprendemos a fluir con ella, siempre nos llevará a buen puerto.


 

Cuéntame, ¿te gustó el blog?, déjame saber en los comentarios si te gustaría que te compartiera herramientas para fluir con la vida.
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Deseas una sesión privada, escribeme a: info@dianaorozco.net

🌸Con cariño azucarado, Diana🌸

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