¡Hola querido Buscador!
Hoy te quiero platicar, sobre el poder de la mente, y es que debo confesar que a pesar de que intento llevar una vida lo más saludable posible, no tengo como habito el ejercicio. Seguro, te preguntarás ¿Y a qué viene eso? Pues hace unos días estuve de vacaciones por Perú, y probé y comprobé, que el poder y la fortaleza están definitivamente dentro de nosotros.
Una mañana con pocas nubes, con un sol gigante y radiante que provocaba mucho calor y ardor a mi piel, subí Machupicchu, cabe mencionar que soy muy blanca y no llevaba sombrero por lo que sentía literal, como si me prendieran fuego en el cráneo jajaja
Tarde un poco más de 2 horas en realizar todo el recorrido, al terminar, me senté un rato, me hidraté y decidimos volver a subir todo Machupicchu, pero ahora hasta llegar a la puerta del sol. Si eres súper extremo y ya has visitado el lugar, probablemente pienses… ¡Que exagerada! Jaja pero te recuerdo, no soy la persona más deportista que existe…
Escalando a la puerta del sol, empezó mi mente saboteadora a decirme… ¡ahora si te pasaste!, ¿cómo se te ocurre?, ¡no vas a poder!, ¡te estas ahogando!, ¡ya no puedes respirar bien!, ¡seguro ahora sí, te da un ataque cardíaco!... Ufff imagínate 1 hora escuchando a mi mente…
Ahora bien, ¿qué hice para callar a mi gran saboteadora?…
Cuando creí que ya no podía más, me senté literal, en una piedra a medio camino y respire, me regale un merecido descanso y espere a que mi respiración se normalizara.
Pedí ayuda a los ángeles: ¡Arcángel Miguel protégeme y regálame fortaleza para continuar!, ¡Arcángel Rafael protégeme y sáname!
Pensé, ¡ya estoy aquí arriba! y decreté ¡ya lo logré!, soy saludable, soy fuerte, soy una con la montaña y soy una con Dios.
Respire, tome un poco de agua, me pare y continúe hasta llegar a la cima…
Querido buscador, espero que mi experiencia te ayude a reconocer y callar a tu mente cuando la cachas saboteando tus planes, y también que aprendas a escucharla para salir a flote cuando sientas que no puedes más.
Te mando un abrazo muy viajero.
Con cariño, Diana